sábado, 1 de agosto de 2020

La Guerrilla Azaña

Tras la caída de la provincia de Cantabria en manos de los sublevados, en agosto de 1937, muchos de los combatientes republicanos que no fueron hechos prisioneros decidieron ocultarse en los montes a la espera de ver cómo evolucionaba la guerra.

 Un grupo de estos soldados republicanos resistieron en el sur de Reinosa, en los montes que comparten Burgos, Palencia y Cantabria. Su zona de actuación fue casi siempre la de Reinosa, con bases en la Sierra de Híjar y en la Sierra del Cordel. Y en el norte de la provincia de Burgos, en la zona de Villarcayo, desde sus bases de la Sierra del Escudo.

 El grupo estaba formado en un principio por unos 10 hombres, la mayoría oriundos de esta zona. Parte de ellos con doble militancia, política en Izquierda Republicana y sindical en la CNT. Los militantes de partidos republicanos evitaban en lo posible afiliarse a la UGT, el sindicato vinculado al PSOE, y se inclinaban hacia el sindicato anarquista, que no requería ninguna lealtad partidista a sus afiliados. Su militancia política les llevó a llamarse Guerrilla Azaña. Llegó a tener más de 20 miembros. 


La Guerrilla Azaña estaba liderada por Juan Gil del Amo, responsable de IR en la zona, conocido como "el hijo del practicante de Los Carabeos", localidad cántabra en la que había nacido, y por Santiago Fernández Corral, también vecino de ese pueblo, apodado "Ramplín". Otros miembros fueron los hermanos Ceferino y Florentino Albillo Picado “Teruel” (de Cervera de Pisuerga, Palencia), Ursicinio Gutiérrez Allende “Turrupi” (de Bustillo del Monte, partido judicial de Reinosa), Antonio Elvira de Hoyos “el Chivu de Lantueno” (de Lantueno, Reinosa), Gregorio Rodríguez Ramos (de Celada de Marlantes, Reinosa), Vicente Gómez Gómez “el Perro” (de Bolmir, Campoo de Enmedio), Emilio Lantarón Gutiérrez, Secundino Ruiz González, Constantino García García, más los que conocemos sólo por su nombre o apodo, “Katiuska”, “Matías”, Santiago, Mariano, Manolo (de Santander) y Joaquín “Quino” (de Reinosa). Y algunos más de los que no tenemos datos.

 Sus primeros refugios se ubicaron en cuevas en los alrededores de Los Carabeos, desde donde extendieron sus acciones hacia las zonas de Campoo y Valderredible. Durante 1939 destacamos sus acciones en Matamorosa, Celada de los Calderones, Reinosa y un encuentro con la Guardia Civil el 17 de noviembre. 1940 comienza con la muerte de Constantino García en un tiroteo con la Guardia Civil, y realizan acciones guerrilleras en Santiurde de Reinosa, La Riva y Valdelomar. De 1941 destacamos un mitin en la población de Yuso y acciones guerrilleras en Pesquera, Cigüeña, Quintanas de Valdelucio, Bricia, San Miguel de Aguayo, Ruerrero y Santelices. Señalamos que la Guerrilla Azaña solía realizar actos sonados en fechas señaladas, como el 14 de abril o el 18 de julio, y también que distribuían propaganda antifranquista que les llegaba de Asturias.

El fin de la Guerrilla Azaña

 Según datos tomados del blog “Las Merindades en la memoria”, en 1940 se produjo una orden gubernamental de aniquilar a los guerrilleros: los principales municipios de las tres provincias vieron incrementado el censo de guardias civiles, con la orden de acabar «con los del monte». Se puso en marcha un plan sistemático de acción consistente en el aumento y distribución táctica de los efectivos policiales por las comarcas con presencia guerrillera y las detenciones de familiares y apoyos sociales de los guerrilleros.

 Ante el incremento del acoso, la Guerrilla Azaña tuvo que desplazar su refugio hacia los bosques del Monte Hijedo, desde donde dirigieron sus acciones hacia Valderredible y las comarcas próximas de Burgos y Palencia. En la primavera de 1941 la Guerrilla Azaña estaba activa. La ofensiva gubernamental obtuvo resultados: varios familiares y enlaces de los guerrilleros fueron detenidos, lo que obligó a éstos a exponerse, realizando sus acciones a plena luz. La guerrilla se dejó sentir en tierras burgalesas en junio de 1941, realizando las acciones guerrilleras señaladas más arriba.

En la madrugada del 1 de julio de 1941, diez miembros de la “Guerrilla Azaña”, volvieron a Valdeporres y penetraron en los pueblos de Pedrosa y Santelices. Tras dejar a los vecinos encerrados, durante horas ambas localidades estuvieron bajo su poder. Entre los encerrados se encontraba el alcalde y jefe local de Falange de Valdeporres, que consiguió escapar del encierro, reunir a 14 falangistas y alertar al Gobierno Civil de Burgos. La guardia civil con números de Villarcayo, Quisicedo, Espinosa, Villasana, Soncillo y Cilleruelo, congregó a 34 hombres armados que salieron en persecución de los guerrilleros. Unas  horas más tarde (ya el 2 de julio) una partida de agentes recibió el chivatazo de que estaban escondidos cerca de Ahedo de las Pueblas (Valdeporres). Cercados, cinco de sus miembros murieron abatidos, cuatro más fueron detenidos y sólo uno consiguió escapar.


 Los caídos en Ahedo de las Pueblas el 2 de julio fueron Juan Gil del Amo, jefe de la guerrilla, Manolo, Joaquín alias “Quino”, Florentino Albillo Picado alias "Teruel" y Vicente Gómez Gómez alias “El Perro”, quien al parecer se suicidó al verse rodeado. Los detenidos, Ceferino Albillo Picado, Ursicinio Gutiérrez Allende, Gregorio Rodríguez Ramos y Antonio Elvira de Hoyos, fueron juzgados en apenas una semana y fusilados en la Prisión Central de Burgos en la madrugada del día 8 de julio de 1941. Un único guerrillero pudo escapar, Santiago Fernández “Ramplín”, quien, aun herido, logró huir del cerco hasta las montañas de Campoo.

El grupo guerrillero siguió actuando desde sus bases de la Sierra del Escudo por toda la zona, desde Bricia hasta Espinosa. En 1942 y 1943 realizaron algunos actos de guerrilla, entre otros en Cilleruelo de Bricia, Sargentes de Lora y Espinosa de los Monteros. Se tiene constancia de un intento de llegar a Francia por parte de tres miembros de esta guerrilla, siendo acorralados en una pensión de San Sebastián y muriendo en el tiroteo los tres guerrilleros, dos de ellos identificados como “Matias” y “Katiuska”.

 La Guerrilla Azaña siguió activa hasta 1944, año en el que sus últimos miembros, Santiago, Secundino y “Ramplín”, consiguieron pasar a Francia. 

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Artículo publicado por Joaquín Rodero en el número 73 de la revista POLÍTICA. 

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